martes, 28 de julio de 2009

Nada como la necesidad de abortar planes por fiebre.
Paso a detallar a continuación (y no el sucinto informe que usted demandó) mis días de esta semana.Como la pasada fue fuera de lo común para mi sedentarismo, esta no pudo más y retrocedió mi voluntad: recién es martes, pero sostengo que a medida que pasan las horas uno entiende cómo va a ser la semana, al menos en mis condiciones. El domingo fue el cumple de mi amiga, así que nos juntamos en su casa, estuvo bueno, pero terminé de abrirle las puertas al resfrío.El lunes, o sea ayer, se nos dió a mi mamá y a mí por hacernos las locas y salir a pasear. ¿Para qué? ayer a la noche ya estaba con una jaqueqa asesina y dos cajitas de pañuelitos vacías. Tenía planes hoy, algo muy raro, pero como ya dije, los aborté tras acostarme rota y levantarme afiebrada. La pucha che, venía esquivando el malestar, pero hoy caí. Lo peor (o lo mejor) es que mañana tengo que ir a capital obligada. Sí, tengo que terminar de comprar las cosas para el bendito casamiento de mi hermano.
Como si fuera poco, cada vez que me acuerdo que debo tareas se me estruja la panza. Sucede que no, no puedo. No tengo la voluntad para sentarme a escribir un ensayo sobre Durkheim (aunque lo tuve para leer lo que fundamentaría el trabajo, jaja) o resolver ejercicios de límites.

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