miércoles, 22 de julio de 2009

Pedir sin delicadeza y recibir sin agradecimiento

Y de vuelta la melancolía.
Me acuerdo de aquella vez que, volviendo de unas vacaciones, pasamos por Suarez y dejamos a mi hermano en su casa. Yo no entendía nada, claro, era chiquita. Ahora casi lo entiendo todo, ya casi logro entenderlo a él.

Pero bueno, luego de una ronda de encierros forzados por la falta de voluntad, esta semana salí a la calle. Sí, me calcé las zapas y pisé tierra firme. Tengo que abandonar el sillón.
De hecho abandoné un par de cosas negativas.

Sí, soy de pensar todo mil veces, y sin embargo me jacto de sacar a relucir mi impulsividad cada vez que la necesito.
Por lo tanto, por qué me quejo si estoy entendiendome como alguien que puede manejar bastante a su gusto muchas maneras de actuar(comunmente denominadas reacciones)? No, claro que no sé, sólo estoy aprendiendo, eso es todo.
Eso es lo que nos diferencia.

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