My generation

Detesto estar chateando con mi hermano, no saber qué más decirle y que me deje hablando sola.
Claro, también detesto que se nos acaben los temas por tener una vida de diferencia de edad y un caracter de mierda (ambos).
Pero bueno, la hermanitis de estos días tiene sus partes malas.

Por lo pronto, voy a reconocer algo de una de mis cuñadas.
Con mi hermano más grande escuchaba/o rock internacional, con el que sigue compartimos los gustos por la ochentosa y, en especial, por Soda Stereo, con el que sigue siempre compartimos los gustos por la música más tranqui y en especial por Charly y con el último siempre era todo más popular, un poco de todo, más normal...
Esperé realmente diez años para ir a ver a Soda (algún día volveré a contar la historia) y ahora lo único que ocupa mi cabeza es: voy a ver a Charly por fín!!!!
Bueno, lo de mi cuñada viene a que ella sacó las entradas; cuando llamé a mi hermano para preguntarle si quería ser mi acompañante quedamos en averiguar (esto fue ayer) y hoy al mediodía me llegó un sms de ella, que me decía que ya sacó tres entradas, una para su novio, otra para mi hermano mayor y la tercera para mí.
No puedo estar tan feliz en este momento.



Bueno, como siempre hago una revisión de mis semana, no voy a hacer una exepción.
Siempre digo que asisto a un colegio muy peculiar, y que "mi" curso hace juego y refleja ciertas particularidades.
Lo cierto es que mi curso refleja aspectos que si uno los contempla "por arriba" son propios de esta sociedad.
Hace unos años eramos un buen grupo, pero desde hace dos venímos debilitándonos.
En una zona donde lo que más importa no es precisamente lo que uno piensa sino lo que piensa el otro de uno mismo no es anormal que todos sean inseguros.
Pero el problema es cuando la inseguridad deriva en extremos, en falta de límites.
No obstante son dos temas diferentes, mi curso está repleto de gente insegura. Sí, hay inseguridad para tirar para arriba, inseguridad (como ya dije) extrema, que hace que se pierdan los pocos códigos que esta generación tiene.
No hay códigos, no hay valores.
Chicos y chicas de 17 y 18 años que no distinguen lo que está bien de lo que no; que no aceptan, que no aprenden.
Si bien es cierto que a veces un error no define, varios deberían dejar una enseñanza fuerte, pero en muchos casos sólo delimitan una personalidad, o tal vez la justifican y la respaldan.
Es insoportable compartir ocho horas con personas que no tienen tacto para tratar con otras, que ven que un compañero está bajoneado y se burlan, y no entienden.
Compartir con personas que antes de ver por qué el otro está mal se preocupan por cómo les afecta que ese este así.
Egoístas, ciegos, necios, no hay compañerismo.
Ni siquiera en mi grupo más selecto está la confianza que creíamos.
Entiendo, una vez más entiendo, pero no está bueno entender, porque cuando uno entiende quiere alejarse de todo y de todos.
Hay veces que siento desprecio por la falta de autonomía, por lo escaso de las mentes, por el poco alcance.
Habiendo tantos flacos en el mundo, hay muchos que siguen eligiendo los que ya están ocupados y eso es común en donde vivo, en mi círculo.
Uno siempre dice que a los amigos les perdona todo, y a la hora de perdonar nos damos cuenta de quiénes son los verdaderos amigos y quién se merece o no ser perdonado, odio no coincidir con el resto en estos casos, pero yo soy tajante. Yo no tolero, quiero mucho, pero no tolero sentirme idiota y la actitud conciliadora está cuando están los valores... cuando no, significa que hay un abuso, y eso no es para mí.

Espero que mi generación repunte en algún momento y que mi círculo deje de preocuparse por cosas tan mundanas como las de estos momentos... da igual si alguien se pone o no un oxford, da igual si este o aquel dicen algo; hay cosas más importantes.