lunes, 5 de octubre de 2009

Costa de Marfil

Como ya conté, me inscribì en un modelo de naciones unidas por segundo año consecutivo.
La delegación de la que soy parte está encargada de representar a Costa de Marfil, el país de la región sahariana de África. Tiene 17 millones de habitantes, trafica diamantes, exporta cacao y café y se encuentra en plena guerra civil. Es un país ecuatorial en el que la educación ya no deja que desear, desea en sì. El 70% de los censados no terminaron siquiera la primaria y se denota un 80% de fracaso escolar, sin contar que el 20% que logra superar la escolaridad lo hace pagando el BAC, el exámen que permite el título de bachiller. La división laboral está liderada por el sector primario, cuyos trabajadores son en su mayoría niños explotados.
No sabía nada de este país, al igual que el comùn de la gente, ignoro aquella cultura que se encuentra cruzando el pacífico. Una cultura que tiene de todo menos motivos de olvido. Hoy estoy conmovida, sí, es un poco raro que esté así sólo por leer información sobre un país, pero lo cierto es que caer en la cuenta de las diferentes idioscincracias olvidadas (repito, no deberìa ser asì) en vida me afecta.
Investigar sobre los temas que integran las cosas sobre las que es mejor no hablar me hace sentir impotente y audaz a la vez (ese sentimiento que provoca meterse en un lugar desconcido), pero cuando recuerdo mi edad todavía me surge algo. Está bien que así sea, claro, si a los 18 no tuviera reflexiones de este estilo o mínima humanidad sería un simple sujeto moderno, y no es lo que quiero ser. Por suerte todavía tengo tiempo para ayudar a remontar todo lo que la modernidad tirò

2 comentarios:

Lola dijo...

Estoy muy de acuerdo en lo de los dieciocho años, creo que si a esta edad no tenemos esperanzas, compromiso o ideales, utopías o el nombre que quieras ponerle, no encuentro una razón en esta tierra. Una de mis mejores amigas me dijo que no iba a votar a un candidato X porque le parecía que sus proyectos eran utopías irrealizables. Si ahora no apoyamos eso, corremos el riesgo casi inevitable de ser alienados, de ser uno más. Por ahora, paso.
Un beso!

c. dijo...

Yo también conocí a alguien que iba al modelo de Naciones Unidas, y siempre me decía que lo hiciera. Nunca probé, no sé por qué, falta de tiempo supongo. Pero sin duda debe ser interesante. Y sí, concuerdo con ambas, y arriba los ideales y la esperanza! Un beso Barbie.

PS. Gracias por nombrarme en tu lista, me causa mucha ternura cuando la gente hace eso jaja